Por: Chef & Beersommelier Chantal Hernández Alonso

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Sentada en la cocina de mi abuelita, como seguramente tú también llegaste a hacerlo, comía felizmente un taco, una tortilla recién hecha con un poco de sal y hecha rollito. Amorosamente mi Mamá María me la había dado, mientras la observaba hacer de comer desde lejos.

En la cocina de mi abuelita Concha no todo era diferente, medio bolillo calientito, relleno de crema y frijoles negros recién hechos acompañaban las visitas que le hacíamos los jueves.

Y así un sinfín de historias llenas de sabor y amor acompañan mi niñez.

Fuera cual fuera el agua fresca o refresco que tocara para acompañar los alimentos, era todo un ritual, un momento decisivo para poder completar ésos momentos mágicos, quizás en ése momento no parecía tan importante, pero ahora claro que lo es, debí disfrutarlos más, el tiempo se va muy rápido.

No mucho tiempo después, mi amor por el sabor de la comida mexicana, me llevó a estudiar gastronomía, y aún recuerdo la primera vez que probé una cerveza artesanal, era una cerveza belga, una Maredsous Brune, ese instante fue todo un efecto “ratatouille”, y desde ahí para mí todo lo que cocinaba o probaba eran maridajes con cerveza, todo.

La estructura básica de un maridaje es muy simple, sin embargo trato de incentivar a mis comensales a dejar volar su imaginación, saborear en la mente y llevarlo al mundo físico y de esa forma poder remontar nuestros corazones a momentos felices o crearlos en ése momento.

Una Wee Heavy con piloncillo, potencializando el sabor de unos deliciosos buñuelos con salsa de Guayaba.

Irish Dry Stout haciendo sinergia con fajitas de pollo rebozado y bañadas en mole negro achocolatado.

Una IPA con lúpulos cítricos y florales, haciendo los honores con una gordita de chicharrón preparado con salsa verde de tomatillo, que es dulce, amable y sutilmente ácido.

Stout con pozol y una concha de vainilla de Papantla, recién salida del horno de piedra.

Caldo de piedra, con mariscos y un toque de adobo tatemado en comal de barro, bailando en el paladar con una deliciosa Munich Helles.

Mis ojos se han maravillado con todo tipo de momentos en los que mis maridajes han transformado malos momentos en buenos, han hecho olvidar los celulares a mesas completas y sumergirlas en pláticas profundas, para mi no hay mayor satisfacción que ver una bella sonrisa mientras disfrutan este instante llamado vida.

“Los artículos aquí publicados, son única y exclusivamente responsabilidad de quien los escribe y/o reseña y no precisamente reflejan la opinión de Adelitas Cerveceras”